Igualdad salarial: avances y compromisos en España

En España, la lucha por la igualdad salarial se ha convertido en una prioridad política y social. A pesar de que el derecho a la igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor está reconocido desde hace décadas, la realidad muestra que las mujeres siguen ganando menos que los hombres. Este fenómeno, conocido como brecha salarial, no solo refleja una injusticia económica, sino también una desigualdad estructural que afecta a la autonomía financiera de las mujeres y a su bienestar a largo plazo. El Gobierno ha reiterado su compromiso de reducirla hasta eliminarla, entendiendo que la igualdad retributiva es un pilar esencial de la democracia y el desarrollo.

La brecha salarial de género tiene múltiples causas: la segregación horizontal que concentra a las mujeres en sectores feminizados y peor remunerados, la segregación vertical que limita su acceso a puestos directivos, la temporalidad y el trabajo a tiempo parcial involuntario, y la persistencia de estereotipos que cuestionan el liderazgo femenino. Además, las interrupciones de la carrera profesional para asumir cuidados repercuten en salarios y pensiones más bajas. En este contexto, combatir la desigualdad salarial implica un cambio integral en el mercado laboral y en la cultura empresarial.

Normativas que marcan el camino hacia la transparencia

Para afrontar esta injusticia, España ha puesto en marcha medidas legislativas pioneras. El Real Decreto-ley 6/2019 introdujo la obligación de que todas las empresas elaboren un registro retributivo que muestre los salarios, complementos y percepciones extrasalariales desglosados por sexo y categoría profesional. Más adelante, el Real Decreto 902/2020 sobre igualdad retributiva desarrolló esta obligación y estableció que las compañías deben realizar auditorías salariales cuando elaboran sus planes de igualdad. Estas auditorías permiten detectar diferencias injustificadas y diseñar planes de acción para corregirlas. La norma también obliga a justificar la brecha cuando esta supera el 25 %, con un análisis detallado de las razones objetivas y no discriminatorias.

La transparencia salarial es un instrumento clave porque rompe con la opacidad que ha permitido que las desigualdades persistan. Con datos comparables, los trabajadores pueden conocer si están siendo remunerados de forma justa y las empresas quedan expuestas a la vigilancia pública y administrativa. La Inspección de Trabajo y Seguridad Social cuenta con nuevas herramientas para sancionar la discriminación salarial, y la reforma del artículo 28 del Estatuto de los Trabajadores refuerza el derecho a la igualdad de remuneración y prohíbe las represalias por exigirlo.

Innovación y corresponsabilidad: hacia un salario justo

La legislación es necesaria, pero no suficiente. El Gobierno impulsa campañas de sensibilización dirigidas a empresas, sindicatos y ciudadanía para promover una cultura de igualdad de género en el ámbito laboral. La corresponsabilidad en los cuidados es fundamental: medidas como los permisos parentales iguales e intransferibles, la ampliación de la educación infantil de 0 a 3 años y el impulso del trabajo flexible ayudan a que las mujeres no tengan que elegir entre su carrera y su familia. Asimismo, se apuesta por la formación y recualificación de las mujeres en sectores emergentes, como la tecnología y la sostenibilidad, donde existen más oportunidades y salarios más competitivos.

Cerrar la brecha salarial no solo beneficia a las mujeres, sino a toda la sociedad. La igualdad retributiva incrementa la capacidad adquisitiva de millones de familias, lo que a su vez dinamiza el consumo y fortalece la economía. Las empresas diversas son más innovadoras y productivas; contar con mujeres en puestos de liderazgo mejora la gobernanza y la gestión de riesgos. Además, reducir la brecha salarial contribuye a disminuir la pobreza y la exclusión social, especialmente entre las madres solas y las mujeres mayores.

Una llamada a la acción colectiva

El camino hacia la igualdad salarial requiere la implicación de todos los actores: gobierno, empresas, sindicatos y ciudadanía. Las organizaciones deben revisar sus políticas de remuneración con perspectiva de género, establecer sistemas de valoración de puestos objetivos y eliminar cualquier sesgo. Los hombres deben ser aliados en esta lucha, asumiendo responsabilidades familiares y cuestionando estereotipos. Los medios de comunicación y las plataformas digitales, como esta revista, juegan un papel crucial al visibilizar el problema y difundir buenas prácticas.

Como sociedad, no podemos conformarnos con avances lentos. La revolución digital y la transición ecológica ofrecen la oportunidad de construir un mercado laboral más justo desde su diseño. Exigir brecha salarial cero es apostar por un futuro donde cada persona reciba un salario justo por su trabajo, sin importar su género. Con compromiso, transparencia y corresponsabilidad, España puede convertirse en un referente mundial en igualdad retributiva y garantizar que las próximas generaciones crezcan en un entorno donde la discriminación salarial sea una página superada de la historia.

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