Treinta años después, balance y nuevas metas
En 1995, la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer en Pekín marcó un hito al alumbrar la Plataforma de Acción de Beijing, un ambicioso plan para alcanzar la igualdad de género. Tres décadas después, el Comité Español de ONU Mujeres ha puesto en marcha una consulta para evaluar lo que se ha logrado y señalar lo que queda pendiente. Esta efeméride es un momento de celebración, pero también de autocrítica: ¿hemos cumplido las expectativas? ¿Dónde están las mayores resistencias?
La revisión no es un ejercicio burocrático sino un diálogo vivo. El comité ha convocado a empresas, organizaciones sociales, medios, instituciones y universidades para escuchar voces diversas. El objetivo es identificar los retos más urgentes y proponer acciones que permitan cerrar las brechas que persisten en nuestro país. La evaluación aspira a traducirse en políticas y compromisos tangibles que mejoren la vida real de las mujeres.
Seis áreas prioritarias para un futuro igualitario
Los trabajos de evaluación se han organizado en torno a seis ejes estratégicos. El primero es la presencia de las mujeres en el poder y la toma de decisiones. Aunque ha habido avances, las cúpulas de muchas empresas y administraciones siguen siendo mayoritariamente masculinas. El segundo eje se centra en la erradicación de la violencia contra las mujeres en todas sus formas, desde la violencia física hasta la violencia vicaria y la violencia en redes sociales. Garantizar una vida libre de violencias es la base de cualquier democracia que se precie.
El tercer ámbito aborda las economías verdes y azules en un contexto de cambio climático. La transición ecológica no puede reproducir las desigualdades existentes; por el contrario, debe ofrecer empleos sostenibles y dignos para mujeres, en sectores como las energías renovables o la gestión de recursos marinos. El cuarto eje trata de cerrar la brecha digital de género, uno de los retos contemporáneos más urgentes. El acceso a la tecnología y a las habilidades digitales determinará el futuro del empleo y de la participación social.
El quinto eje pone el foco en la economía de los cuidados y la corresponsabilidad. La experiencia de la pandemia demostró la importancia de los trabajos de cuidado, que recaen en su mayoría en mujeres y suelen estar mal remunerados. Revalorizar estas tareas y establecer servicios públicos robustos es esencial para que las mujeres tengan tiempo y oportunidades de desarrollarse en otros ámbitos. Por último, el sexto eje se centra en la Agenda Mujeres, Paz y Seguridad. España, como miembro de la comunidad internacional, tiene la responsabilidad de garantizar la participación de las mujeres en procesos de paz y en misiones diplomáticas, así como de proteger a las defensoras de derechos humanos en contextos de conflicto.
Participación ciudadana y mirada interseccional
Uno de los elementos más innovadores de esta iniciativa es la apuesta por la participación ciudadana. El comité invita a que cualquier persona u organización aporte sus experiencias y propuestas. Las historias de mujeres migrantes, de mujeres con discapacidad o de jóvenes del ámbito rural son esenciales para construir un diagnóstico realista. Este enfoque interseccional reconoce que la discriminación no se vive de igual manera por todas las mujeres, y que las políticas deben adaptarse a esa diversidad de circunstancias.
El proceso también busca generar un documento divulgativo que sirva de base para campañas de sensibilización. Se trata de inspirar a la ciudadanía y a los medios a reivindicar una sociedad donde la igualdad no sea un lema sino una realidad palpable. En una época de polarización, trabajar en común por derechos compartidos puede ser una fuente de unión.
Hacia una nueva agenda feminista
Treinta años después de Beijing, el feminismo se enfrenta a desafíos globales como la crisis climática, la robotización del trabajo o el auge de movimientos reaccionarios. Actualizar la Plataforma de Acción significa incorporar estos desafíos y plantear estrategias que combinen la lucha por la igualdad con la defensa del planeta y de la paz. ONU Mujeres anima a los Estados a impulsar leyes y presupuestos con enfoque de género, pero también a promover cambios culturales profundos que desmonten mitos y estereotipos.
En este contexto, España puede desempeñar un papel de liderazgo si escucha a las mujeres y asume compromisos ambiciosos. La evaluación de la Plataforma de Beijing no es un trámite, sino una oportunidad para que la sociedad se movilice y exija resultados. La igualdad de género no se alcanza con declaraciones, sino con recursos, voluntad política y participación ciudadana. El camino hacia una agenda feminista renovada está en nuestras manos.

