Las heridas invisibles
Rechazo familiar, acoso escolar, discriminación laboral, miedo a mostrarnos. Todo eso impacta en nuestra autoestima, en nuestra seguridad y en cómo nos relacionamos. No siempre se ve, pero se siente. Y necesitamos espacios seguros para hablarlo, comprenderlo y sanarlo.
La salud mental LGTBIQ+ debe dejar de ser un tema tabú. No estamos mal por ser quienes somos; sufrimos porque muchas veces no se nos permite vivir con plenitud.
Redes de apoyo que salvan
Sentirse acompañado puede cambiarlo todo. Encontrar personas con las que podamos hablar sin filtros, compartir experiencias y recibir apoyo emocional es vital. Por eso valoramos tanto los grupos de apoyo, las redes LGTBIQ+, las amistades conscientes.
Sanar no significa olvidar lo vivido, sino reconstruirnos con nuevas herramientas, con nuevos vínculos y con más amor propio.
Terapia afirmativa: un recurso clave
Ir a terapia puede ser un acto liberador. Pero no cualquier terapia sirve. Necesitamos profesionales que comprendan la diversidad, que no patologizen nuestras identidades ni relaciones, que validen nuestras emociones sin prejuicio.
La terapia afirmativa LGTBIQ+ reconoce que muchas veces el dolor viene del entorno, no de nosotros. Y trabajar desde ahí nos permite avanzar con más fuerza y claridad.
El autocuidado como resistencia
Cuidar nuestra mente también es militancia. Porque en una sociedad que aún nos cuestiona, elegir el bienestar es un acto de rebeldía amorosa. Dormir bien, rodearnos de personas sanas, alejarnos de lo que nos lastima, pedir ayuda… todo eso también es orgullo.
Defender la salud mental LGTBIQ+ es crear una cultura donde la dignidad no sea una lucha, sino un derecho cotidiano. Y hacia allá caminamos.
